Tantos días iguales, dos como pocos
y yo de tu mano recibía el comienzo
del final de éste año que,
comenzaba en ti,
crecía en ti,
acababa en ti,
por y para ti.
Por ahí por el principio,
que es por donde se empieza,
yo lloraba como cuando mi madre
sudando
me traía a este mundo.
Embriagada con el olor a uva,
besando aquella flor,
me enteré que aparecías
por primera vez en mi vida.
Poco me interesaba; en verdad lo digo
¿quién soy?
Aún así senté cabeza y dije "voy".
Psicoactiva toda esa magia
que entre cuerdas se enredaba en mi cuerpo,
en mis manos,
en mi pecho.
Pensé: "¿por qué no?” y me arrimé.
"Es como un animé" pensé.
Entre balbuceos algún halago solté
pero no era suficiente, lo que sentí no expresé.
Sin querer le hablé a tu amigo,
tu amigo respondía con preguntas
y más cosas me cuestionaba yo.
Hubo un par de historias de por medio,
que no recuerdo por estar perdida,
naufragando
en vos.
Y él, que no lo notaba,
como el Río de la Plata en días de tormenta,
mi barquito de madera destruía, sin querer.
Luego de eso te perdí y me sentí perdida,
pero recordé que me sentía con vida
y ahí estaba,
sentada en una plaza
mirándote a los ojos,
creyendo disimular
todo lo que podía sentir.
Sin querer también te quise.
Y pienso en la escuela,
en el liceo,
en el museo.
Y recuerdo unas raíces
en las que quise dormir.
El humo del cigarro,
el olor a alcohol,
nos echamos a reír,
y sin querer
me besabas,
acariciabas mi piel.
Las sensaciones eran nuevas para mi,
tus labios en mi espalda,
tus manos en mi espalda,
tu cuerpo... en mi espalda,
cada movimiento era perfecto
y yo pensaba, de nuevo
y sin querer
ésta vez embriagada de vos:
"Qué bueno aquel día en el que lloré"
Porque fue la última vez que lo hice
y no lo disfruté.
Pensaba en cómo cambiaba mi vida
y yo no lo estaba viviendo.
Abríala puerta y me abría una puerta
hasta que me rendí y exhausta caí
a tu lado,
donde quería estar.
Es gracioso poder sentir tanto
y expresar tan poco,
es de esos momentos
en los que el habla no alcanza
para definir las emociones.
Las emociones no necesitan nombres
inventados por mentes perversas
incapaces de sentir.
Me da miedo decir que te quiero,
pero siento/creo que,
lo hago con una fuerza y confianza
que vale la pena vivir.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario